Redacción
BBC Mundo
Miércoles, 25 de enero de 2012
Los más ricos y poderosos del mundo comienzan a abordar el tema de la desigualdad. Ese será uno de los ejes principales sobre los que girará el Foro de Davos de este año. Así lo señalan los analistas y también un informe de la propia organización en el que se identifica la disparidad en los ingresos como una amenaza para la estabilidad económica y social.
Cuando la ola de indignados se extendió desde España a Grecia, Reino Unido, Israel, Bélgica y Estados Unidos, surgió el interrogante de qué efecto tangible tendría su mensaje. Hoy, a casi un año del 15-M, el tema de la desigualdad ocupa el centro del debate político y económico en el Foro Económico Mundial.
Entre los principales reclamos que surgieron en la Puerta del Sol de Madrid, la Catedral de Saint Paul en Londres, o en Wall Street siempre estuvo la inequidad. Y como blanco preferido siempre aparecían los banqueros.
Pero, ¿qué ha cambiado para que el debate haya girado hacia una problemática social? "Las crecientes desigualdades eran vistas como el precio necesario de una prosperidad global que crecía", sostiene Robert Peston, Editor de Economía de BBC
El propio director del Banco de Inglaterra, Mervyn King, señaló la percepción de injusticia sobre que los adinerados banqueros que causaron el desastre estén en sus puestos, mientras que aquellos con ingresos promedio o por debajo del promedio paguen el costo de la crisis, recuerda Preston.
Preocupación global
Del otro lado del Atlántico también hubo discursos que sintonizan con este debate por la igualdad. "Podemos conformarnos con un país donde un número cada vez menor de gente tiene mucho éxito, mientras que más estadounidenses apenas cubren sus gastos. O podemos crear una nación donde todos tengan una oportunidad justa", lanzó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el discurso sobre el estado de la Unión, pronunciado el martes.
Obama puso a una secretaria de 55 años en el centro de su alocución. De hecho, la sentó en un sitio privilegiado, al lado de la primera dama, que en alguna oportunidad ocupó el presidente de la Reserva Federal. Quizás espere que los manifestantes de "Ocupa Wall Street" noten el cambio.
Y la elección de una persona común y corriente que paga sus impuestos también tiene que ver con el debate que está habiendo en EE.UU. por el tipo que tributan ricos y poderosos.
El ejemplo más reciente es el del precandidato republicano a la presidencia Mitt Romney, quien paga proporcionalmente mucho menos que la mayoría de sus conciudadanos. En el último año pagó una tasa de poco menos de 14%. El estadounidense promedio paga alrededor de 11%, pero la tasa máxima es 35%.
El propio magnate Warren Buffet dijo en reiteradas oportunidades que la tasa tributaria es injusta y se debería cambiar porque él paga en proporción mucho menos que su secretaria.
Impuestos regresivos
De la misma forma piensa Bill Gates. El fundador de Microsoft, entrevistado por la BBC, también está de acuerdo en que le suban los impuestos. "Estoy de acuerdo en que suban más para los ricos que para el resto, eso es simplemente justicia", manifestó.
Al fin y al cabo, el debate es el mismo en todo el mundo, y la resistencia a reconocer las demandas del 99% van venciendo la resistencia del 1% que más riqueza acumula. Sin ir más lejos, el año pasado el director de JP Morgan, Jamie Dimon, ensayó una defensa de los banqueros frente a las críticas que recibían y cosechó aplausos en Davos por ello. Hoy es difícil imaginar que alguien intente algo por el estilo.
Las primeras declaraciones de los asistentes van en sentido contrario. "Creo que tenemos tres o cuatro años en Occidente para mejorar el modelo económico que tenemos, si no lo hacemos habremos perdido el juego", advirtió David Rubinstein, director del fondo de inversiones Carlyle, según informa AFP.
En el mismo sentido se expresaba Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, quien instó a las corporaciones y gobiernos a trabajar junto a los trabajadores para desarrollar un nuevo modelo económico.
Burrow también advirtió sobre las consecuencias que podría tener no solucionar los desequilibrios de la economía real a la que "los mercados están matando". Y en su advertencia quizás esté la clave de porqué Davos debate la desigualdad. "A nadie le gustarán las protestas sociales que vendrán".
BBC Mundo
Miércoles, 25 de enero de 2012
Los más ricos y poderosos del mundo comienzan a abordar el tema de la desigualdad. Ese será uno de los ejes principales sobre los que girará el Foro de Davos de este año. Así lo señalan los analistas y también un informe de la propia organización en el que se identifica la disparidad en los ingresos como una amenaza para la estabilidad económica y social.
Cuando la ola de indignados se extendió desde España a Grecia, Reino Unido, Israel, Bélgica y Estados Unidos, surgió el interrogante de qué efecto tangible tendría su mensaje. Hoy, a casi un año del 15-M, el tema de la desigualdad ocupa el centro del debate político y económico en el Foro Económico Mundial.
Entre los principales reclamos que surgieron en la Puerta del Sol de Madrid, la Catedral de Saint Paul en Londres, o en Wall Street siempre estuvo la inequidad. Y como blanco preferido siempre aparecían los banqueros.
Pero, ¿qué ha cambiado para que el debate haya girado hacia una problemática social? "Las crecientes desigualdades eran vistas como el precio necesario de una prosperidad global que crecía", sostiene Robert Peston, Editor de Economía de BBC
El propio director del Banco de Inglaterra, Mervyn King, señaló la percepción de injusticia sobre que los adinerados banqueros que causaron el desastre estén en sus puestos, mientras que aquellos con ingresos promedio o por debajo del promedio paguen el costo de la crisis, recuerda Preston.
Preocupación global
Del otro lado del Atlántico también hubo discursos que sintonizan con este debate por la igualdad. "Podemos conformarnos con un país donde un número cada vez menor de gente tiene mucho éxito, mientras que más estadounidenses apenas cubren sus gastos. O podemos crear una nación donde todos tengan una oportunidad justa", lanzó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el discurso sobre el estado de la Unión, pronunciado el martes.
Obama puso a una secretaria de 55 años en el centro de su alocución. De hecho, la sentó en un sitio privilegiado, al lado de la primera dama, que en alguna oportunidad ocupó el presidente de la Reserva Federal. Quizás espere que los manifestantes de "Ocupa Wall Street" noten el cambio.
Y la elección de una persona común y corriente que paga sus impuestos también tiene que ver con el debate que está habiendo en EE.UU. por el tipo que tributan ricos y poderosos.
El ejemplo más reciente es el del precandidato republicano a la presidencia Mitt Romney, quien paga proporcionalmente mucho menos que la mayoría de sus conciudadanos. En el último año pagó una tasa de poco menos de 14%. El estadounidense promedio paga alrededor de 11%, pero la tasa máxima es 35%.
El propio magnate Warren Buffet dijo en reiteradas oportunidades que la tasa tributaria es injusta y se debería cambiar porque él paga en proporción mucho menos que su secretaria.
Impuestos regresivos
De la misma forma piensa Bill Gates. El fundador de Microsoft, entrevistado por la BBC, también está de acuerdo en que le suban los impuestos. "Estoy de acuerdo en que suban más para los ricos que para el resto, eso es simplemente justicia", manifestó.
Al fin y al cabo, el debate es el mismo en todo el mundo, y la resistencia a reconocer las demandas del 99% van venciendo la resistencia del 1% que más riqueza acumula. Sin ir más lejos, el año pasado el director de JP Morgan, Jamie Dimon, ensayó una defensa de los banqueros frente a las críticas que recibían y cosechó aplausos en Davos por ello. Hoy es difícil imaginar que alguien intente algo por el estilo.
Las primeras declaraciones de los asistentes van en sentido contrario. "Creo que tenemos tres o cuatro años en Occidente para mejorar el modelo económico que tenemos, si no lo hacemos habremos perdido el juego", advirtió David Rubinstein, director del fondo de inversiones Carlyle, según informa AFP.
En el mismo sentido se expresaba Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, quien instó a las corporaciones y gobiernos a trabajar junto a los trabajadores para desarrollar un nuevo modelo económico.
Burrow también advirtió sobre las consecuencias que podría tener no solucionar los desequilibrios de la economía real a la que "los mercados están matando". Y en su advertencia quizás esté la clave de porqué Davos debate la desigualdad. "A nadie le gustarán las protestas sociales que vendrán".
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