Paul Martin
Representante de UNICEF en el Perú
La revolución silenciosa es el título de un documento que UNICEF publicó en el 2009 al conmemorarse los 20 años de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y que realmente encierra en tres palabras el impacto que este instrumento jurídico ha tenido en los países adherentes como el Perú.
El mundo realmente cambió a partir de la CDN. No en vano es el instrumento elaborado por la comunidad internacional de mayor ratificación en materia de derechos humanos. Y es que al ser un tratado vinculante los países que lo suscribieron lo hicieron sabiendo que no era sólo para la foto del recuerdo, sino que asumían el compromiso de adecuar sus legislaciones, a fin de contar con una herramienta de protección y promoción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Es verdad que después de casi 23 años todavía queda un largo camino por recorrer para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de la niñez y la adolescencia, pero es innegable que ya no miramos a los niños y niñas como una población que es objeto de protección, sino como sujetos activos a los que hay que garantizarles todos sus derechos brindándoles, claro está, consideraciones especiales por su edad.
Perú es uno de los países en los que se constata el permanente interés por mejorar las condiciones de vida y el ejercicio de los derechos de la infancia y adolescencia. Muestra de ello es que actualmente el Poder Legislativo tiene un proyecto de ley, elaborado por la actual Comisión de Justicia del parlamento, que propone un nuevo Código de la Niñez y Adolescencia que derogaría el del 1992, que fuera modificado en el año 2000.
Desde UNICEF saludamos la iniciativa. La Comisión Técnica Revisora del Código del Niño y Adolescente, luego de tres años de trabajo, presentó en el 2011 al Congreso de la República un proyecto de ley que proponía que el país evolucione hacia un instrumento jurídico más sólido que el vigente.
Uno de los aportes que debía tomarse en cuenta es el lenguaje inclusivo que incorpora el término “niña” a lo largo del documento. La propuesta era denominarlo Código de los Niños, Niñas y Adolescentes en cumplimiento de la Ley de Igualdad de Oportunidades que en su artículo 3 señala expresamente la obligación del Estado de incorporar y promover el uso del lenguaje inclusivo.
Y es que este detalle -que pareciera cuestión de formas- es en realidad un tema de fondo que ha contribuido a que en las últimas décadas se disminuya los niveles de discriminación y se atiendan necesidades específicas de las niñas. Cabe preguntarse si acaso el notable empoderamiento de las mujeres peruanas en los últimos 20 años, que en la esfera política se evidencia en el número de ministras, congresistas, alcaldesas y regidoras, no está relacionado con dicho lenguaje.
Frente a cambios producidos en la última legislatura, hace unos días la Defensoría del Pueblo emitió una opinión en la que señala cuatro aspectos que en el actual proyecto de ley deberían ser mejorados.
El primero es el tema del lenguaje inclusivo que comentábamos en líneas precedentes. El segundo se refiere a la ausencia de una mención expresa al tema de la violencia sexual y el castigo físico. El tercero es la eliminación del derecho de los y las adolescentes mayores de 14 años a acceder de modo directo a información, orientación y servicios sobre su salud sexual y reproductiva. Finalmente, alerta que la propuesta elimina los Consejos Consultivos de Niños, Niñas y Adolescentes y condiciona sus derechos a la expresión, opinión e información a la supervisión y autorización de sus padres.
UNICEF considera importante la revisión de estos cuatro puntos. Una actitud contraria dejaría entre abierta la puerta de ingreso a prácticas discriminatorias y al desconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos. Colocaría –asimismo- al Estado peruano en aprietos para la ejecución de planes y programas nacionales como el Plan de Igualdad de Oportunidades, el Plan de Acción por la Infancia y Adolescencia 2011-2021 y el Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual, por citar algunos.
Perú es un país donde los niños, niñas y adolescentes viven expuestos a la violencia física, psicológica y sexual incluso en los lugares donde deberían sentirse más protegidos: el hogar y la escuela. En el que a pesar del crecimiento económico se sigue reproduciendo el círculo de pobreza por embarazos no planificados y a temprana edad que suelen tener como común denominador la falta de información, educación y acceso a servicios de salud. Un país en el que persisten heridas profundas, que necesita formar ciudadanos y ciudadanas que sepan ejercer las prácticas democráticas. El nuevo código tiene el gran reto de dar respuesta a esos desafíos.
Por todo ello confiamos en que el Congreso de la República pondrá especial empeño en revisar los puntos señalados, consultar la opinión de profesionales e instituciones competentes, difundir el proyecto de ley así como promover un amplio debate, de manera que el Código que se promulgue no represente un retroceso para el país. Que este nuevo Código de los Niños, Niñas y Adolescentes sea coherente con la CDN, y signifique un avance verdadero para la niñez peruana, es una tarea impostergable de la cual todos debemos estar vigilantes.
Fuente: http://www.unicef.org/peru/spanish/codigoparaavanzar-convencionderechosninos.pdf
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