Por Alida Juliani
EFE, Madrid.- El conocimiento de los principios y los valores culturales de los pueblos de América Latina es la clave para la elaboración de programas de desarrollo más eficaces, que ahonden en el respeto a los derechos humanos, según la responsable en la región del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Marcela Suazo.
La representante de la ONU presentó hoy en Madrid las principales conclusiones del informe sobre el Estado de la Población Mundial 2008.
Suazo destacó, en una entrevista con Efe, que el entendimiento profundo de los valores culturales se convierte en “primordial” en el caso de Latinoamérica, donde, en muchas ocasiones, y en base a ellos, se generan “espacios de discriminación y de violencia”, sobre todo hacia las mujeres.
Precisamente, el informe de la ONU dedica varios capítulos al análisis de esos “rasgos culturales” en los que la desigualdad de género se hace más patente.
“Toda práctica que lacere la dignidad humana, incluso la salud de las personas, es una práctica que no es compatible con los derechos humanos”, apuntó Suazo.
Sin embargo, subrayó, “los principios culturales deben ser entendidos en su propio contexto, no con los criterios y estándares de otras culturas”.
“Las prácticas que hay en algunos países del mundo, como el matrimonio temprano o la mutilación genital femenina son ancestrales, tienen un significado y un valor propios” y considera que para evitarlas “no se puede imponer una plataforma de derechos humanos”.
Por ello apostó por una transformación que tiene que ser desde dentro de las propias comunidades.
“No es lo mismo trabajar sobre comunidades indígenas, que en los países árabes o en Europa del Este. Tenemos que comprender a cada una de ellas”, agregó.
Suazo destacó asimismo que “en todos los lugares del mundo hay un proceso social” y que todas las culturas tienen valores positivos, “pero también presentan retos y desafíos para poder cumplir con la plataforma de derechos humanos”.
La directora regional de la UNFPA profundizó en uno de los temas analizados en el informe, la salud reproductiva, y recordó que la ONU, en sus Objetivos del Milenio, ya la incorpora como una de las metas para fomentar el desarrollo en América Latina.
Explicó que desde la organización se está trabajando en diferentes espacios, en México, Bolivia o Ecuador, para promover con el sistema público sanitario “una salud intercultural”, es decir, “espacios en los que las poblaciones indígenas puedan respetar sus creencias, pero en lugares institucionalizados de mayor atención”.
Apuntó directamente a esas comunidades en las que la pobreza limita sus oportunidades de incorporarse y beneficiarse de los procesos de desarrollo.
“Es muy importante trabajar desde la comprensión de ese contexto cultural que algunos estudiosos califican de “mágico-religioso”, pero que realmente conforma los valores y principios de sus creencias”, indicó.
El siguiente paso, según la responsable del UNFPA, sería trabajar conjuntamente con los líderes para poderlos incorporar a las políticas públicas y a las inversiones en los procesos de desarrollo en los que trabajan las agencias de sistema de Naciones Unidas.
Hizo hincapié también en la importancia de la educación de la juventud latinoamericana en el proceso de desarrollo futuro, sobre todo en aquellos países más pobres, como Haití, Bolivia o Ecuador.
“Son países con más de la mitad de la población joven y deberían aprovechar ese bono demográfico”, concluyó Suazo.
Fuente: http://www.servindi.org/?p=5108
EFE, Madrid.- El conocimiento de los principios y los valores culturales de los pueblos de América Latina es la clave para la elaboración de programas de desarrollo más eficaces, que ahonden en el respeto a los derechos humanos, según la responsable en la región del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Marcela Suazo.
La representante de la ONU presentó hoy en Madrid las principales conclusiones del informe sobre el Estado de la Población Mundial 2008.
Suazo destacó, en una entrevista con Efe, que el entendimiento profundo de los valores culturales se convierte en “primordial” en el caso de Latinoamérica, donde, en muchas ocasiones, y en base a ellos, se generan “espacios de discriminación y de violencia”, sobre todo hacia las mujeres.
Precisamente, el informe de la ONU dedica varios capítulos al análisis de esos “rasgos culturales” en los que la desigualdad de género se hace más patente.
“Toda práctica que lacere la dignidad humana, incluso la salud de las personas, es una práctica que no es compatible con los derechos humanos”, apuntó Suazo.
Sin embargo, subrayó, “los principios culturales deben ser entendidos en su propio contexto, no con los criterios y estándares de otras culturas”.
“Las prácticas que hay en algunos países del mundo, como el matrimonio temprano o la mutilación genital femenina son ancestrales, tienen un significado y un valor propios” y considera que para evitarlas “no se puede imponer una plataforma de derechos humanos”.
Por ello apostó por una transformación que tiene que ser desde dentro de las propias comunidades.
“No es lo mismo trabajar sobre comunidades indígenas, que en los países árabes o en Europa del Este. Tenemos que comprender a cada una de ellas”, agregó.
Suazo destacó asimismo que “en todos los lugares del mundo hay un proceso social” y que todas las culturas tienen valores positivos, “pero también presentan retos y desafíos para poder cumplir con la plataforma de derechos humanos”.
La directora regional de la UNFPA profundizó en uno de los temas analizados en el informe, la salud reproductiva, y recordó que la ONU, en sus Objetivos del Milenio, ya la incorpora como una de las metas para fomentar el desarrollo en América Latina.
Explicó que desde la organización se está trabajando en diferentes espacios, en México, Bolivia o Ecuador, para promover con el sistema público sanitario “una salud intercultural”, es decir, “espacios en los que las poblaciones indígenas puedan respetar sus creencias, pero en lugares institucionalizados de mayor atención”.
Apuntó directamente a esas comunidades en las que la pobreza limita sus oportunidades de incorporarse y beneficiarse de los procesos de desarrollo.
“Es muy importante trabajar desde la comprensión de ese contexto cultural que algunos estudiosos califican de “mágico-religioso”, pero que realmente conforma los valores y principios de sus creencias”, indicó.
El siguiente paso, según la responsable del UNFPA, sería trabajar conjuntamente con los líderes para poderlos incorporar a las políticas públicas y a las inversiones en los procesos de desarrollo en los que trabajan las agencias de sistema de Naciones Unidas.
Hizo hincapié también en la importancia de la educación de la juventud latinoamericana en el proceso de desarrollo futuro, sobre todo en aquellos países más pobres, como Haití, Bolivia o Ecuador.
“Son países con más de la mitad de la población joven y deberían aprovechar ese bono demográfico”, concluyó Suazo.
Fuente: http://www.servindi.org/?p=5108
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